Luego de un año en cuarentena, con mayores o menores restricciones, no podría haber un mejor momento para apreciar la creatividad y la innovación.
El 21 de abril se celebra el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación para promover el pensamiento creativo multidisciplinar que necesitamos para ayudar a alcanzar el futuro sostenible que queremos y necesitamos. Esta celebración, que inició en el 2002, cobra aún más relevancia por la particular situación en la que nos encontramos a raíz de la pandemia causada por la COVID-19. Seguramente todos hemos escuchado la palabra “reinvención”, más de una vez y la razón es muy clara: la necesidad nos saca de nuestras zonas de confort y nos obliga a ser creativos e innovadores.
Aun así, estos conceptos no están del todo claro. Entender qué es la innovación y su inseparable relación con la creatividad nos permite trazarnos objetivos a nivel de sociedad, los cuales impactan positivamente el desarrollo sostenible y crecimiento de un país.
¿Qué es la creatividad y la innovación? ¿dónde está el vínculo entre estos conceptos? Para efectos de nuestros programas, definimos la creatividad como aquella capacidad que tenemos los seres humanos de generar ideas originales. Por el otro lado, la innovación viene como resultado de un proceso creativo y es la capacidad de crear ideas originales que adicionalmente generan un valor social o económico, de manera sostenible. Nuestra conclusión es que puede existir creatividad sin innovación, pero nunca innovación sin creatividad. La innovación se convierte así en paso adicional a la creatividad, la cual te lleva a la acción y la necesidad de generar un valor tangible con esa idea.
Hace unos años, Adobe reveló un estudio sobre la creatividad. Los sorprendentes resultados que se dieron a conocer dejaron ver que hay una preocupación universal por la misma y a la vez una brecha que consiste en una discrepancia entre lo que se piensa de la creatividad y lo que realmente se vive del potencial creativo. En este sentido, mientras que 8 de 10 personas sienten que cultivarla es crítico para el crecimiento económico y desarrollo de un país, además que dos tercios de los encuestados consideran que la creatividad es un valor importante para la sociedad, solo 1 de 4 personas creen que están viviendo su potencial creativo.
Consideramos que existen varios elementos que alimentan esta brecha. Sir Ken Robinson, Ph.D., un reconocido líder en el desarrollo educativo, dijo que uno de los mitos de la creatividad es que se dice que muy pocas personas son creativas. Aunado a esto, muchos hemos crecido con la noción de que la creatividad estaba siempre relacionada con las actividades de arte, diseño o publicidad. Pero, la realidad es que todos nacemos con el potencial y la capacidad de ser creativos de manera multidisciplinaria. Lo que sucede es que, a medida que crecemos, vamos adquiriendo más conocimientos y perdemos la capacidad de exploración, una de las competencias más marcadas que tienen los niños y adolescentes, y la que ultimadamente potencia la creatividad en ellos.
En Panamá y la región, existen varios obstáculos para el desarrollo del potencial creativo. El mundo ha cambiado radicalmente en los últimos siglos, pero la manera en la que las escuelas preparan a nuestros hijos permanece mayormente, sin modificaciones. Este sistema de educación pertenece a las primeras dos revoluciones industriales, en las cuales se necesitaba preparar a las personas de manera uniforme, para trabajos en masa. Las escuelas aún asemejan una línea de ensamblaje: desde los salones, las campanas, la agrupación de niños por edades, la forma de sentarse hasta la transferencia unilateral del conocimiento. Los sistemas están basados en aprendizaje pasivo en el que el estudiante espera que le llegue la información, repite sin entender y no reflexiona sobre lo aprendido.
Esto no puede continuar. Según el Foro Económico Mundial, nos enfrentamos a una realidad: el 65% de los niños que están entrando a kínder este año se desempeñarán en puestos de trabajo que hoy en día no existen. Esta realidad requiere que tomemos un plan de acción diferente y busquemos como sociedad abrir espacios para el desarrollo de la curiosidad, como precursora de la creatividad y la innovación.
La creatividad y la innovación es transversal a todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible, porque son la plataforma o “la catapulta” que nos permitirá resolver los grandes problemas estructurales que tenemos en nuestras comunidades, países y planeta. Pero, adicional al problema de sistemas educativos, en nuestros programas hemos identificado una constante: los estudiantes inician con la mentalidad de respuesta correcta o incorrecta. Esta mentalidad, la cual es general en Latinoamérica está arraigada en el profundo miedo que tenemos de equivocarnos y al qué dirán o inclusive, miedo a hacer el ridículo. Como la reinvención está de moda, debemos aprovechar para que nuestra sociedad se reinvente bajo el entendimiento que el fracaso nos ayuda a aprender y crecer. Hemos visto varias iniciativas que están apostando a la normalización de estos conceptos, así como la generación del pensamiento “out of the box”, pero solo en esferas que se consideran “creativas” como las del emprendimiento y la economía naranja. Nos corresponde hacer un esfuerzo para que más industrias adopten prácticas que fomenten pensamiento creativo.
En INNOVA-NATION hemos venido rompiendo con ciertos paradigmas de modelos educativos tradicionales al agrupar estudiantes de diferentes generaciones en trabajos de equipo o al integrar a participantes de colegios públicos y privados con diferentes niveles socioeconómicos para generar así una verdadera integración de diferentes ópticas y opiniones, o al utilizar diferentes técnicas de aprendizaje como el project-based learning o el design thinking, adaptada para jóvenes. Adicionalmente, hemos gestionado alianzas con actores no tradicionales, dando como resultado nuevas oportunidades como el próximo lanzamiento del programa “Stem-Prendedores”, el cual se ha creado en conjunto con el INDICASAT-AIP para el desarrollo de emprendedores social científico en nuestro país.
Drones para desinfección de escuelas. Ropa deportiva antibacteriana. Una app que busca la integración de personas con discapacidad en la Ciudad de Panamá. Estas tres ideas fueron propuestas por jóvenes panameños de 8, 10 y 16 años respectivamente. ¿Qué tienen en común estas ideas? Estas propuestas innovadoras nacen a través de un proceso creativo y de la observación activa de lo que se necesita para mejorar una determinada situación, resolver un problema o en el caso que nos compete, crear soluciones para alcanzar un planeta más sostenible.
En fin, nos queda un largo camino por recorrer, pero aprovechemos la coyuntura de celebraciones como estas y la dedicación del 2021 a las economías creativas para que desde la empresa privada, en nuestro rol de plataforma de cambio, le demos la importancia a la creatividad e innovación, para poder así alcanzar el desarrollo sostenible que tenemos la capacidad de imaginar.